
Conmemoro mis dos años blogueando, decidido a escoger un nombre que resuma bien el sentido de escribir y leer aquí cada semana. Entre
Todos Los Nombres, se me asoma el de Teresa. Vive en su comunidad indígena de Saltapura, y viaja una vez a la semana hasta
Nueva Imperial, corazón
Mapuche de Chile, a vender en la feria sus productos. Su cadera enferma, no le impide pedalear sobre una bicicleta, transportando en ella sus productos y sus sueños. Su incapacidad tampoco le impide caminar hasta la bibiloteca del pueblo, para pedir cada semana un nuevo libro. Ha sido escogida varias veces la mejor lectora de la comuna. Lo paradojal es que hasta hace poco, la pobreza silente y rural de Saltapura, incluía no disponer de luz eléctrica. Pero Teresa Licanleo, organizó la esperanza y consiguió llevar luz a la comunidad. Desde entonces, la electricidad le permite entregarse noctámbula y sin pudor, a las letras de
José Saramago, su escritor favorito. Hace dos años, recuerdo que ella estaba feliz, porque a través de
El Año de la Muerte de Ricardo Reis, el lusitano la hacía volar, desde los gredosos caminos de su localidad, hasta adoquinadas calles de Lisboa, para dar con
Pessoa, que convertido en sombra, agitaba todas las sombras.
(Foto, Scott Rechler, USA)