13.2.07

PEQUEÑA CONFESION

"Tal vez nunca debí salir del pueblo
Donde cualquiera puede ser mi amigo.
Donde crecen mis iniciales grabadas
En el árbol de la tumba de mi hermana...
El aire de la mañana es siempre nuevo
Y lo saludo como un viejo conocido..."

6.2.07

EL JARDIN SECRETO

"La señora Francisa no viene hoy a la reunión, tiene un hijo muy enfermo", anuncia con su voz melosa una asistente, de pañuelo colorido ordenándole el pelo. "Me avisó este joven Painemal, que tampoco viene, está trabajando pal norte , en la fruta", indica a su lado una mujer cincuentona, que vino acompañada por su hija. La reunión transcurre entre datos, comentarios y una agradable calma. Se revisan documentos, se comparten risas y alguno bromea con que el asado será más tarde. Me envuelve un paréntesis y me sorprendo pensando que estoy apenas a 12 kilómetros de Temuco, que estos campesinos Mapuche se conocen todos y hasta creo que se apoyan en todo, obviamente no sin controversias. Recuerdo de paso a mi vecino de enfrente, quien al regar el césped nos da la espalda, para no conversar, para no sentirse obligado a relacionarse, a sonreir o a saludar en cualquier tarde veraniega. Los Painemal saben que aún en el campo, tienen cerca a los Curiqueo y éstos saben que podrán contar con los Llancapil, o los Paillalef. Yo sé que mi vecino, ése y varios otros, quisieran su vida lejos o bien solos, pero para eso no les alcanzó el dinero. En tanto, enrejan las ventanas, compran alarmas, contratan guardias y ya deben tener armas. Termina la reunión y debo dejar el jardín secreto. Tan lejos, tan cerca. Prometo volver en dos semanas. Mientras conduzco tarareo a Joan Manuel: "El vecino de Kundera se parece al mío. Si algo tiene destacable nadie lo diría. Es un tipo muy correcto que se pasa al día, ocho horas tecleando un ordenador...."

ecoestadistica.com