No escribo ni leo a los que quiero, hace mucho. "
No es falta de cariño....". Esto de ir y venir. Esto de estar en el intento de ser. Esto de estar con quienes debo estar y de ser con quienes quiero ser el que soy. No más, tampoco menos. Seamos, ese es el juego. El deber y el querer, bien conjugados son una bendición que aclaran la vida y abren puertas y ventanas. Y en eso estoy. Por unas, entro al amplio mundo de los otros que me quieren, por la otras, me aventuro a des-cubrir lo que vendrá en la próxima esquina, a la que todos llegaremos. Por estos días soy/estoy de alumno. Ya culmino el MBA. Trabajo con quienes
debo estar y con algunos de ellos, ya
soy amigo. Reímos, por esto de estar calculando
tontos por cientos , en el viejo
cuento del bisnes, digo, parafraseando a Sabina. Y
somos. Des-cubro sus sueños, conozco a sus hijos, parejas, me instalo en el living de sus casas, les ofrezco la mía con los míos. Conozco parte de lo que odian y aman, puesto que dos modos
es la vida...
Estamos en un juego de negocios, que consume nuestra energía diaria, entre la familia, el trabajo, los amigos, el ocio, la memoria, la poesía, los hobbies, en el intento de vender aceites. Aceites!!. Y por estos días, he aprendio más de oliva que de Whitman, más de girasol que de Benedetii, lo que no está mal si quiero ganar el juego. Que la señora K jode el mercado de la soja, que los consumidores no saben que el omega 3, 6 y el 9, no son lo mismo multiplicado por tres. Y que finalmente estamos fritos. Que algo siempre vendemos y que al final/al final, a nadie le gusta vender, que seguramente no debe haber pega más lastimosa que esa , y sin embargo...Ahi
estamos y así somos. Sólo cabe recordar que lo que no se vende, nadie lo puede comprar.