DISCURSO DE AÑO NUEVO

De artificio, de eso estamos hechos. Y de abundancia. Demasiada liviandad en el Vaticano, superávit de torpezas en el Pentágono, mucha lujuriosa y concuspicente lasciva, en las bolsa de la carne fresca de Moscú. Demasiada sangre corriendo bajo los puentes de la intolerancia: "Si no crees en lo que creo, tú no crees en nada". Bum bum, bam bam, y me exploso para redimir a los explotados, que siempre son explotados por otros, que no son los míos. Abultados titulares indecentes: "De aparecer aparecieron, pero en una lista de desaparecidos". "Guerrilleros cambian niño inocente criado en la selva, por criado en la selva que se hizo guerrillero porque no tuvo niñez".
Pero aún tenemos patria ciudadanos. Cada año hay que Vivir para contarlo. Patria virtual o muerte compañeros. Seguiremos leyéndonos y escribiéndonos "para defender la alegría de la alegría". El 2008 será igual que el 2007, y recreará parte del 2003. Al fin y al cabo seguimos siendo los mismos y también todo lo contrario. Seguimos siendo contradicción que busca, cual río ansioso, su camino libre al mar. Aunque sabemos que la libertad es apenas una ilusión, no nos cansa seguir su huella, a veces somnolientos. A abrazarnos entonces, por que sí, de puro gusto. A inventar nuevos abrazos, a respirar profundo bajo el cielo que siendo el mismo, nos cubre con tonos diferentes en cada lugar.