FALTAN MOTIVOS

"Este adiós, no maquilla un "hasta luego",

este nunca, no esconde un "ojalá",
estas cenizas no juegan con fuego, este ciego, no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo, estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre no voy a permitirle

que taladre un corazón podrido de latir

este pez ya no muere por tu boca,

este loco se va con otra loca,

estos ojos no lloran más por tí."

Hace días que me ando doliendo del dolor de mi amigo. Días en que quizás para darle una palmada en la espalda, como diciendo "ya va a pasar", escucho como ahora, Nos sobran los motivos, la notable canción de Sabina, que sé que tanto le gusta. Y yo creo que a mi amigo no le sobraron motivos para separarse de su mujer y sus hijos, sino que le faltan motivos para decidir qué hacer con su vida y sus ganas, le faltan motivos para escoger derroteros, nortes o sures que conquistar con su inteligencia, quizás otros ojos u otras bocas, pero motivos al fin, que le hagan romper la inercia que le confunde. Saber lo que no se quiere es doloroso y sincero, pero no saber qué se desea y qué se puede hacer con la vida propia, ha de ser un sufrimiento que condena a un presente que eclipsa el sentimiento y las ventanas al futuro.