SERRAT ERES UNICO (III) - NIÑO SILVESTRE
"Recién nacido, con la inocencia amputada que en la manada redime su pecado de existir. Niño sin niño, indefenso y asustado que aprende a fuerza de palos como las bestias a sobrevivir."
Trabajé como profesional en la calle un par de años. Fue duro. Más por lo que observé y viví, que por los riesgos implícitos, que tampoco escaseaban. Recuerdo rostros, olores, gestos. La Alicia tenía 12 años, era una chica abusada, prostituta y drogadicta, líder de varias. Antonio, un cuidador de autos, risueño, sereno. El y su hermano menor trabajaban para su madre alcohólica, todas las noches. Recuerdo a "Caniggia", le decíamos así porque su parecido a un futbolista che, quien nos pidió que no le halláramos trabajo, porque él robaría y nos daría verguenza. Recuerdo a una NN , aspirando pegamento, con sus 6 meses de embarazo y sus 13 años de maldita vida. Hoy todos están en cárceles, purgando condenas, mezclados con adultos avezados delincuentes. La calle me ha sido siempre familiar.
"Niño silvestre, lustrabotas y ratero, se vende a piezas o entero, como onza de chocolate. Ronda la calle mientras, el día la ronde, que por la noche se esconde para que no le maten."
De pequeño tuve muchos oficios, varios, en calles céntricas de mi ciudad natal. Aprendí a leer el rostro de la gente, su desidia, su alegría y sus pudores. Aprendí a anticipar el dolor, a amplificar el asombro, a expandir la sonrisa . Mi oficio más grato fue vender gorros en un estadio, cada domingo. Veía el fútbol gratis, tenía dinero propio y hallaba siempre a mis compañeros del cole. Me querían tanto como yo a ellos. Nadie me amputó, como a la Alicia, al Antonio o al "Cani", la inocencia ni la risa ni el porvenir. Porque había un cole de curas holandeses decentes, y abuelos y tíos que en su precariedad amaban mucho y daban cuidados a su modo. La calle fue en mi caso, la expansión del patio y de las oportunidades. Confieso que aquella noche, en que la NN aspiraba ante mi tristeza incómoda e impotente, prometí consagrarme a aquellos "que nadie saca a bailar". Con alegría, serenidad, pero mucha ambición. Todo vale cuando se trata de sacar pasajes a la esperanza para los desheredados de siempre. Y cada día me convenzo más : la alegría espanta a la miseria, pero hay que "defender la alegría...de la alegría.."
10 Comments:
M.E
Como siempre,
Un beso, cálido.
Tú sigue amando a Serrat e inspirándote en sus letras para las tuyas propias.
Invadamos a la ciudad con Serrat.
jolines, estoy ausente dos dias y me pierdo todo esto!! Los niños deberian ser eso, niños. La vida deberia dejarles en paz durante unos pocos años mas...
Serrat es único y nunca mejor dicho.
Besitos
Gran texto.
Querías ser escritor?
Saludos!
muy bueno, y un lindo mensaje.
La alegria ayuda, pero no resuelve el problema central.
Saludos desde el norte
Petra
Qué buen trabajo haces... y me imagino que lo asumes con alegría, y con alegría lo reciben todos esos niños a quienes te entregas. Para qué desacreditar a la alegría.
Me haces recordar cuando yo era adolescente y con hondas preocupaciones existenciales. Entonces yo encontraba que las personas alegres y felices eran todas tontas porque nadie que pensara un poco más allá podía quedarse sin cuestionar el absurdo de la vida y la injusticia social. Y no hacerle frente era ser un zombie y...
nunca pensé que llegaría a tener la edad que tengo hoy, haber terminado el colegio, haberme casado, haberme mantenido con vida durante la dictadura, haber estudiado asuntos maravillosos que me sorprenden cada día... Y... tener claro que nunca llegué a ser un zombie... aunque acepto que soy un animal cautivo que lucha cada día por la liberación de la mente y del corazón universal.
Hay tantos niños que día a día en Uruguay salen a las calles... son tantos y tantos y tantos... pero no les veo jugar. Y, ¿me intereso por ellos; me acerco a preguntarles... o les temo y cruzo la vereda cuando los veo aproximarse? Ojalá, algún día, la vida tome con ellos café y esté bonita también para ellos, para todos. Entonces sí dará gusto celebrarla.
Muy fuerte abrazo. De los trovadores, mi favorito: El Nano.
Ummmm siempre acabas removièndome...
Serrat y niños silvestres... una temporada viví de cerca sus vidas y aprendí a no cerrar los ojos, como ellos. Sí, defender la alegría de la alegría...
Evitar la pérdida brutal de la inocencia... ufffffff
Saludossssss, hector
que experiencia Hector, que fuerte, y al mismo tiempo que valiente mirar de frente el desgarro de otros, sobre todo cuando estos otros son niños o niñas...Y al mismo tiempo me quedo con esa fuerza que surge cuando me conecto con ese "servicio" que hacemos al alma¡¡¡
lindo relato. me lo llevo conmigo en el avion ahora que saque pasajes a Natal. me gusta reflexionar cuando estoy en el aire
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