23.9.05

EL PRESIDENTE QUE ESCRIBIA CARTAS

El de Lagos me ha parecido un buen gobierno. Es evidente que el primer mandatario habría querido más, como muchos de nosotros también deseamos más, pero no se equivocaba Don Patricio Aylwin cuando aseveraba al inicio de su mandato que la Concertación gobernaría "en la medida de lo posible". Sería largo enumerar las atávicas restricciones que la dictadura le endosó a la renaciente democracia y que impiden a los presidentes electos, impulsar con más empeño las medidas que proponen en sus programas. El de Lagos es y terminará siendo un buen gobierno. De lo que fue y lo que faltó, me gustaría escribir en otra ocasión. Por ahora deseo enfocarme en la carta que el presidente envió al Mercurio, hace unos días, y comienzo por declarar que "el decano" no goza de mi simpatía política en lo absoluto, por su reconocida y abudante osbecuencia con los dueños de poder y la gloria. Pero la carta más allá del legítimo derecho que a todos nos asiste a escribir cartas a cualquier medio, roza en ese a veces delirante autocentrismo de nuestro presidente, que le lleva a enfadarse con los periodistas, cuando las preguntas o los temas que éstos proponen no son de su interés. Asertividad que deslinda en arrogancia.

Todos los actores públicos están expuestos al escrutinio de la prensa. Sus familias también, cuando éstas forman parte del trabajo público. ¿Por qué podría El Mercurio dejar de insistir y escudriñar en la vida, negocios, actos públicos y redes sociales de los parientes públicos del presidente? ¿Por qué si es un diario opositor, de derecha, en donde ejercieron funciones Lavín y Novoa entre otros? ¿Por qué un presidente de reconocida inteligencia le escribe al director de un medio cuya naturaleza ontológica es ser y seguir siendo un instrumento de la elite económica, política y social del país? Pero más que eso, lo que me preocupa de la carta del presidente, es la frase "...habría esperado algo distinto dado el conocimiento que usted y yo nos tenemos recíprocamente". Ella no hace más que reflejar que los poderes más que respetarse entre sí, confabulan para cuidarse y protegerse. Inhalámbricamente, por obviedad consabida, no se rozan más allá de lo necesario, no se invaden territorios, no ocupan los mismos espacios, porque saben que les faltaría aire.

Todos los actores públicos están expuestos al escrutinio de cualquier prensa, como los y las ciudadanos lo estamos al juicio de Impuesto Internos, de Carabineros de Chile o del departmaneto de obras municipales. El Mercurio no puede ser bueno cuando publica las fotos de las élites en sus páginas sociales y "estar al servicio de una tribu..." cuando nos ofende, nos insulta la inteligencia o transfigura realidades como la de la seguridad ciudadana. El Mercurio es lo que hay. El Mercurio es célula vital del poder económico, difusor de los éxitos de los políticos de derecha y acusador de los fracasos o yerros públicos cuando quienes gobiernan no son sus hijos, familiares o amigos, y sí lo son los hijos, familiares o amigos del Presidente. Yo preferería que el presidente, mi presidente, nuestro presidente, se dedicara a escribir cartas a quienes aún no tienen pasaporte a la esperanza tras 15 años de Gobierno. De nuestro gobierno.

2 Comments:

At 1:38 p. m., Anonymous Anónimo said...

da susto pensar que el gran ganador de las encuestas es amigo de la gente del mercurio

 
At 6:32 p. m., Anonymous Anónimo said...

Lagos quedara en las analogias del pais como presidente, lo raro es que la Bachelet desde fuera de Chile no goza de buena impresion por no tener carisma, me imagino que sera la presidente simbolica de Chile: esta mujer es un simbolo y sera presidente por ser un simbolo. A ver lo que dira el futuro

 

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