1.2.08

BELLEZA

La señora Sonia me cuenta que ha vivido desde siempre en este barrio. Lo cruzan tendidos de alta tensión, justo en el espacio en que los niños columpian su tarde, que se arrastra bajo una canícula implacable. Techos redondos, de asbesto gris y cancerígeno, cobijan la humildad de los vecinos. Caminamos por pasajes angostos, a ratos de cemento. Más abajo, un río, el Calle Calle, se deja contemplar y navegar, regalando en cada recodo esa belleza sutil, que todo río suele desplegar generoso. La señora Sonia, tiene 5 años al frente de más de 500 familias. Es una morena guapa, coqueta, ágil. Ella nació aquí. Sus padres llegaron aquí por emergencia, igual que las otras 500 familias. Nos contagia su optimismo. Nos mueve su pasión, nos conmina su llamado. Quiere que sus hijas vivan en un lugar bello. Anhela la belleza, que ella, cual río, también regala generosa y sonriente. Nos instalamos en el comedor de su casa. "Ella juega básquetbol" me dice, cuando una hermosa adoslecente ingresa a la sala. "Sobretodo por ella quiero que aquí sea mas lindo", comenta, cuando una niña con aire de mayor que la anterior, pero carente de su mano derecha y con el rostro y cuello lleno de llagas toma asiento junto a nosotros. "Tiene piel de cristal, ¿ha oído de eso?", inquiere, cuando me quedo contemplando las llagas, las miradas, el dolor que se contiene y el amor que se devela. Toda belleza es frágil, pienso en el regreso. Toda.

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